Esta es la primera tarta que me animé a hacer. La receta es de un familiar que vivió en Alemania. Es es muy sencilla de hacer y tiene mucho éxito. Os animo a que la hagáis, que ya veréis...
INGREDIENTES:
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Precalienta el horno a 180º de temperatura y comienza a hacer la tarta.
Mezcla la harina con el sobre de levadura y reserva.
Bate los huevos en un cuenco con el azúcar y el sobre de vainilla azucarada hasta que la mezcla quede bastante espumosa. (verás que aumenta). Luego añades la margarina que tiene que estar a temperatura ambiente.
Por último añades la harina con la levadura tamizada, poco a poco hasta que la masa quede ligada.
Coge un molde si puede ser desmontable como de unos 20 cm y engrásalo con aceite de oliva. Espolvorea por encima el pan rallado. Esto se hace para que la masa no se quede pegada.
Vierte la masa en el molde.
Pela las manzanas, quita el corazón y córtala en forma de gajos en láminas finas. Según vayas cortando las dejas en un plato y rocíalas con zumo de limón para que la manzana no se oxide y quede blanquita.
Coloca las láminas de manzana en forma de canto haciendo hileras seguidas (como pinchándolas en la masa, una detras de otra). Yo las coloco primero 2 filas en forma de cruz y luego voy rellenando los cuartos.
Una vez colocada toda la manzana, metemos el molde al horno en unos 30 minutos (según el horno).
Notarás que durante la cocción la masa va cubriendo la manzana y se va poniendo doradita. Sabrás que ya está hecha cuando pinches la tarta con una aguja larga y al sacarla no queden restos de masa, (que sale totalmente limpia).
Una recomendación: si acompañas la tarta con nata montada... ¡ya es lo más!
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