Decimos esta frase cuando pensamos o presentimos que un suceso va a acabar mal.
Historia: Llegando la procesión del Rosario de la Aurora por la calle de los Remedios al mismo tiempo que la procesión del Hospital de Santa Catalina, se disputaron ambas la preferencia de paso, originándose una terrible discusión... que si pasamos nosotros... que no, que nosotros tenemos preferencia... en definitiva se calentaron los ánimos y sin atender a las razones de los sacerdotes directores del rosario, vinieron a las manos chocando los faroles unos contra otros, y convirtiéndose aquello en una lucha espantosa. Las gentes se atropellaban y caían, y se armó tal alboroto que el suelo quedó sembrado de cristales, pues todas las hermosas farolas se rompieron y los estandartes quedaron abandonados, sin oírse más que una confusa gritería y a la Iglesia de la Merced, llena de gente que allí se refugió, sin poder hacerles guardar silencio.
Hubo tal cantidad de contusos y heridos, robos y pérdidas que tanto las autoridades eclesiásticas como civiles, tomaron cartas en el asunto.
A partir de entonces no volvieron a salir estos rosarios matutinos, y de cuyo incidente desagradable quedó el dicho "como el rosario de la Aurora, que se acabó a farolazos"
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