Jardines de la
Plaza de Oriente (Metro Ópera)
En
su emplazamiento actual, la estatua de Felipe IV está dispuesta mirando hacia el este,
es decir, hacia el Teatro Real, uno de los edificios que preside
la Plaza de Oriente.
El valido del rey Felipe IV, el Conde Duque
de Olivares, quiso agradar al monarca, y
construyó el Palacio del Buen Retiro. Un palacio con grandes jardines
donde el rey pudiera organizar bailes,
teatro… un palacio de esparcimiento.
Felipe IV, quería tener en los jardines del
palacio una estatua a caballo igual que la tenía su padre Felipe III en su casa
de recreo en la Casa de Campo. (esta estatua es la que actualmente está en la
Plaza Mayor), y quería que fuera una estatua de si mismo subido en un caballo
en posición de corveta (con las patas delanteras levantadas) sujetando las riendas. Un rey que sujeta las
riendas del estado, así como le habían pintado Rubens y Velázquez.
El Conde Duque de Olivares, consideró que
el mejor lugar para diseñar esta estatua era en Italia, en Florencia, en el
taller de Juan de Bolonia, que cuando muere éste lo hereda Prieto Tacca, donde
se hacían las mejores estatuas de bronce en el mundo y es donde se hizo la
estatua de Felipe III.
En lugar de hablar con Florencia (en esa
época era bastante complicado), decidieron decírselo al embajador que había en
Madrid del Duque de Toscana. Éste hizo el encargo a Florencia, pero hubo
algunos problemas con la transmisión del encargo porque entre otras cosas no quedó
muy claro quién iba a pagar la estatua.
En una carta que se conserva en los archivos históricos hay una frase
que pone algo así como… el rey, nuestro señor, estaría muy feliz de que
hicieran esa estatua allí en el Taller de Bolonia… el rey, nuestro señor está
dispuesto a pagar, pero si tienen a bien regalársela, mejor, estaría muy feliz…
Tampoco quedó muy claro en qué posición
querían que estuviera el caballo. Prieto Tacca, empezó a fabricar un modelo en
barro del caballo y cuando lo tenía practicamente terminado, pidió que le
mandasen un retrato del rey para ponerse a hacer la cara del rey, mandando unos
dibujos de lo que había hecho hasta ese momento.
Cuando llegaron los dibujos a España, se
echaron las manos a la cabeza porque no era eso lo que querían, querían un caballo con las dos patas delanteras
levantadas. Esa información llega al
taller, y se pide a España que envíen un retrato completo de lo que quieren,
para repetir el modelo y no vuelva a
ocurrir malos entendidos.
No se sabe qué le mandaron, aunque muy
probablemente le mandaron una copia del retrato que hoy está en el Museo del
Prado de Velázquez.
La estatua, tal como la querían, planteaba
un tremendo problema: la parte delantera era demasiado pesada como para
sostener la estatua sólo con las patas
traseras, incluso aunque la cola del
caballo se anclara en la base. Tacca buscó asesoramiento a otros artistas que
dijeron “esto se cae”, “esto no se sostiene”… desesperado, se le ocurrió
consultar a Galileo Galilei, que le dijo que sí se podía hacer.
“…Necesitaréis más de ocho toneladas de bronce para vuestra obra, ya
que la parte trasera ha de ser maciza. La inclinación, ángulos y cálculos para
el vaciado os los haré llegar a la mayor brevedad posible. No dudéis que pondré
tanto empeño en esta adivinanza como en el más grande de mis
proyectos”
La forma de cómo hacerla, es básicamente en pizas. La parte trasera
maciza y la delantera hueca. El espesor del bronce va disminuyendo hasta que
llegamos a la parte delantera donde prácticamente son 3 milímetros. Tiene una
barra desde la panza hasta la parte central de la cola del caballo y desde ahí
se divide en tres, dos de las barras van por el interior de las patas y la otra
por el interior de la cola. El trípode va fijado a una plataforma en forma de
rombo y de esa plataforma sale otra barra de hierro que está encastrada en el
pedestal y que llega hasta la altura de la cabeza.
El modelo a tamaño real se completó en Florencia en 1638, y llegó a
España, al Puerto de Cartagena; se creaba otro problema: la estatua finalmente
fue un regalo del Duque de Toscana, pero no incluía los gastos de traslado a
Madrid. La estatua estuvo 1 año parada,
hasta que llegaron los fondos necesarios (una fortuna) para el traslado.
El modelo a tamaño real se completó en Florencia en 1638, y se llevó hasta el puerto de Cartagena; allí
estuvo un año parada porque finalmente fue un regalo del Duque de Toscana,
pero no el transporte desde Cartagena a
Madrid.
Cuando llega a Madrid, al rey no le gustó la cabeza,
considera que no se parece a su persona, así que Velázquez determina que la
mejor solución es enviar a Tacca una cabeza modelada que el rey apruebe.
Velázquez recomendó a Juan Martínez Montañés para esculpir la cabeza del rey.
(Cuadro de Velázquez mostrando a Montañés en actitud de estar modelando
la cabeza del rey)
Una vez esculpida la cabeza, con el visto bueno del rey, se envió a
Florencia, donde se terminó el conjunto.
Finalizada la escultura con la nueva cabeza, se excavó un agujero de 3
metros de profundidad en el Campo del Moro, donde finalmente se procedió al
vaciado del molde y la estatua se rellenó con bronce fundido. El metal tardó 27
días en enfriarse. La estatua fue entonces extraída del agujero, pulida y
barnizada.
Fue la primera escultura así concebida y
supuso el nacimiento de la estatua ecuestre en esta modalidad, técnica que se
empleó en los siglos posteriores. En ella trabajaron 4 genios de la época:
Velázquez, Montañés, Galileo Galilei y Tacca.
Es la estatua más importante que tenemos en
Madrid, por su alarde técnico y elegancia.
Para ver con detalle la estatua hay que
verla por los dos lados:
Está labrada con todo detalle… las espuelas, la mitad de la armadura, la
banda ondeando al viento con ese calado, las venas del caballo en el lomo o la
cabeza…
A esta estatua se le llamó el caballo de bronce y se colocó en un lugar prominente en el Palacio
del Buen Retiro. Posteriormente fue trasladada al Alcázar. Durante el gobierno
de Juan José de Austria volvió a su ubicación original hasta 1843 que se
trasladó nuevamente hasta el lugar que ocupa ahora. Para el traslado se
necesitaron 14 bueyes que arrastraban una plataforma móvil.
Actualmente
la estatua ecuestre de Felipe IV
se eleva sobre un soporte monumental, que consta de un alto pedestal y de una
base sobre la que aparecen diversos grupos escultóricos y dos fuentes. El
pedestal es de planta rectangular. En sus lados hay dos bajorrelieves. Uno de
ellos representa al monarca imponiendo a Velázquez el hábito de la Orden de
Santiago y el otro es una alegoría de la protección del rey hacia las artes y
las letras. La base, de granito, tiene 4 leones de bronce en cada esquina, en
posición de descanso. Frente al Teatro Real, la escultura de un anciano que
simboliza el rio Jarama y una fuente con dos pilas en forma de concha, cuyas
aguas se depositan en un pilón semicircular. Igual en el otro extremo, un
anciano apoyado sobre una vasija de la que brota un surtidor, que arroja agua a
las conchas y éstas al pilón representa al rio Manzanares.