sábado, 2 de febrero de 2013

ASOCIACIÓN PARA LA ENSEÑANZA DE LA MUJER (A.E.M.). Fundación Fernando de Castro


Calle San Mateo, 15. (Metro Tribunal)



Fernando de Castro nació en Sahagún (león) en 1814, quedando huérfano a los doce años. A los 15 años entra como novicio de la orden franciscana porque era según él "más pobre y más austera", en 1837, tras las supresión de los conventos, es exclaustrado, sigue estudiando teología  y en el seminario antes de ordenarse sacerdote, ya es nombrado profesor de filosofía, llegando a ser Vice-rector del Seminario además de otros cargos.
En 1844, se traslada a Madrid, y empieza para él una serie de acontecimientos en cadena.  Profesor sustito en la Facultad de Filosofía en la Universidad Central de Madrid, profesor de historia en el Instituto San Isidro, capellán de honor de la Reina Isabel II y finalmente  catedrático de Historia en la Universidad de Madrid.
En 1867 fue expulsado de su cátedra por negarse a firmar el mensaje de adhesión que el claustro de profesores de la Central hizo llegar a Isabel II, pero un año después fue repuesto y más tarde desempeñó el cargo de rector (entre 1868 y 1870).

En esta época es cuando los domingos daba las “Conferencias dominicales”  en las que mostraba su preocupación por la educación para la mujer española.

Las mujeres españolas, si tenían un status social elevado, vivían bien gracias al matrimonio o al dinero que le aportaba su familia. Las mujeres de clase baja, podían trabajar como lavanderas, servidumbre o en las fábricas. Sin embargo, las mujeres de clase media no tenían una salida laboral de a cuerdo a su status. (solamente como maestras, donde recibían una formación  primaria).

Por otro lado, en España, era muy común entre las clases altas, contratar institutrices inglesas o alemanas, aunque su carácter era muy diferente al español. Es por ello que Castro  en 1869, creó la Escuela de Institutrices, que en un principio contó con sesenta alumnas.

La Escuela de Institutrices tenía asignaturas hasta entonces vedadas para la mujer, entre ellas, física, química, geología, antropología, botánica, zoología, historia universal y literatura española.

Tal éxito obtuvo esta escuela, que Castro propuso fundar una Asociación para la Enseñanza de la mujer, que se creó en 1871. Esta fundación aglutinaba las escuelas que se iban creando según necesidades,  institutrices, comercio (para llevar la contabilidad de las empresas familiares) bibliotecarias, taquígrafas-mecanógrafas, telegrafistas… todo lo que supusiera una salida al mundo laboral. (Castro murió en 1874, antes de ver su proyecto acabado).

Al principio estas escuelas estaban dispersas, y Castró pensó no sólo modernizar los sistemas de enseñanza, sino también sus instalaciones.  Se construyó el  edificio de la calle San Mateo, dotándolo de aulas bien iluminadas, biblioteca, laboratorio, talleres, sala de música, sala de arte y pintura e incluso comedor (donde había una pequeña cocina e incluso montaplatos). Se dotó al edificio de todos los adelantos  y comodidades de la época (luz eléctrica, desagües).




Para el acceso a las escuelas, se hacía un examen previo (se exigía al menos saber leer y escribir) y había alumnas tanto hijas de consejero de un banco como de una criada que con mucho esfuerzo, podía costear la pequeña cuota de la escuela.

Con el cambio de siglo, la institución tuvo  gran notoriedad, donde participaban grandes  personajes de la época. Varias de sus alumnas se convirtieron luego en profesoras: la pintora Adela Ginés, la filóloga María Amalia Goyri -esposa de Menéndez Pidal- o Clementina Albéniz -hermana del compositor-.


En 1910, se reconoció el derecho de las mujeres a cursar estudios universitarios y como consecuencia, en los años veinte la institución empezó a languidecer: "Las chicas liberales y modernas preferían ir a la universidad".

 En la Guerra Civil el edificio fue saqueado -en su patio hubo piras de libros- y sirvió como refugio para cientos de personas que habían quedado sin techo. Tras el conflicto alfabetizó a los niños que habían perdido años de escuela y acabó convirtiéndose en un colegio de barrio hasta que cerró en 1954.

En 1989, se replantea la recuperación y restauración de la fundación.
Actualmente  las viviendas del 3º piso están arrendadas, así como las aulas del 2º piso a una academia. Las estancias de la planta baja (biblioteca, comedor, laboratorio…) albergan la actividad fundacional, donde se realizan conferencias, presentaciones de libros, conciertos de cámara, exposiciones.
La Fundación no está abierta al público, pero se puede concertar una visita guiada para grupos pequeños, poniéndose en contacto con ellos.




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